El domingo leí en el periódico el Tiempo de Bogotá, un informe sobre las ciudades de Colombia donde la gente es más feliz. No dudé en ningún momento cuál era la ciudad número 1, la ciudad más feliz de Colombia, lógicamente Cartagena.
A pesar de los problemas de toda índole que puede afrontar Cartagena, como cualquier otra ciudad del país, la mayoría de los nacidos aquí tienen ciertas características que los hacen muy especiales, un carisma y una alegría natural que hacen sentir bienvenido a todo el que visite la ciudad.
Un gremio ejemplar son los carretilleros que van vendiendo yuca, ñame, plátano o frutas por la calle, que a pesar de estar durante todo el día, bajo el sol implacable de Cartagena, siempre brindan su mejor sonrisa, conocen a todas las “caseras” o “patronas” y aunque tengan miles de problemas siempre están alegres, porque ellos “gozan la vida”.
Con las naturales excepciones que siempre hay, la gente de Cartagena por regla general es atenta y servicial; la gran mayoría los choferes de taxi sobresalen por su amabilidad tanto con cartageneros como con los turistas.
Conozco el caso de varios extranjeros que han venido a Cartagena a trabajar temporalmente y luego no se quieren ir; dicen que esto es un paraíso, y no sólo porque Cartagena sea una ciudad muy linda, también influye mucho la forma de ser abierta, y descomplicada de sus habitantes.
Hay quienes nos critican porque dicen que en Cartagena todo es folclor, todo es fiesta, y yo pregunto: ¿Qué tiene de malo ser alegres? El hecho de que a la gente le guste la rumba y la fiesta no quiere decir necesariamente que no trabajen, que no sean emprendedores, que no sean responsables o que no se preocupen por ganarse la vida.
Recuerdo ahora dos canciones que popularizó la famosa Celia Cruz en sus últimos años; la primera es “La vida es un carnaval” cuyo coro dice “No hay que llorar que la vida es un carnaval y es más bello vivir cantando”. La segunda canción es “Ríe y llora” que dice lo siguiente “Ríe, llora vive tu vida y gózala toda”. Definitivamente Celia Cruz además de ser una gran artista, siempre nos dejaba unos mensajes de alegría y optimismo en sus canciones, y los cartageneros sabemos que eso es verdad, porque a pesar de los problemas y de las luchas diarias, nos gozamos la vida.
Quiero terminar citando a Santo Tomás que decía que la misión de todo hombre es ser feliz; en Cartagena seguimos eso al pie de la letra, somos personas felices en medio de las luchas diarias; y no sólo los cartageneros, también las personas que han venido de otros lugares a vivir en esta hermosa ciudad se contagian de este ambiente enmarcado por la felicidad.